El lunes 19 de Diciembre nuestro nuevo y "gran" presidente, Mariano Rajoy, hizo un anuncio de vital importancia para la educación: Se aumentará el número de cursos de bachillerato de 2 a 3.
Esto se logrará a través de dos posibles vías, o se reduce el número de cursos de la ESO (siendo una medida bastante pragmática pero poco popular, pues se ahorrarían costos y recursos en educación obligatoria en alumnos que no tienen interés en seguir en el instituto y quieren incorporarse al mercado laborar) o retrasar el acceso a la universidad a los 19 años (aún menos popular, pues aunque "supuestamente" los alumnos saldrían más reforzados con un año más de preparación universitaria, al final se basaría más en prepararlos para su próxima etapa, en ser un escalón para alcanzar mejores cifras en resultados escolares, que en alcanzar el objetivo vital de la educación, que es enseñar y que aprendan).
Todo esto viene apoyado por la necesidad imperiosa de aumentar los registros de la anterior legislatura para ganarse, rápidamente, el apoyo de los españoles. Deberían, en vez de buscar medidas revolucionarias y falsas panaceas, buscar un modelo educativo que se adapte más a los españoles y a sus necesidades y diferencias culturales, que querer llegar al nivel de otros países europeos copiando sus medidas. Al final, nos termina quedando la sensación de que, hagan lo que hagan, todo queda igual o peor, pero mientras haya "pan para el pueblo", todos contentos.
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